Para tener una piel sana tenemos que empezar por tener una piel limpia. ¿Quieres presumir de piel limpia y sana? Aquí te aconsejamos como.
Y es que la limpieza facial es una rutina indispensable tanto para la higiene como para mantener la piel del rostro más luminosa porque hay factores externos como la contaminación ambiental e internos como el estrés que hacen que nuestra piel pierda su vitalidad.
La limpieza facial es por lo tanto clave para tener una piel sana y vital. Así para comenzar la limpieza facial hay que eliminar las impurezas de la piel con una leche limpiadora adecuada a cada tipo de piel. Limpiaremos el rostro con un limpiador suave que respete nuestra piel y equilibre nuestro pH.
En segundo lugar, aplicaremos un tónico facial, necesario para que el pH de la piel quede equilibrado. Con esto conseguiremos que la piel respire de manera natural y sin agresiones, logrando que las glándulas sebáceas funcionen correctamente. Se consigue por lo tanto un equilibrio natural y como consecuencia la piel se rejuvenece.
El uso de productos no abrasivos para la piel es necesario para regenerar, cuidar y proteger la piel con eficacia. Si están compuestos por productos naturales, estimulan la capacidad innata de la piel para regenerarse. Asimismo son muy adecuados para pieles sensibles ó reacciones alérgicas por hipersensibilidad a algún compuesto químico. Es conveniente que sus fórmulas no contengan parafinas ni ningún tipo de producto derivado del petróleo, siliconas, colorantes, ni aceites sintéticos, conservantes como parabenos, fenoxiatol, ni ningún producto tóxico o dañino para la piel.
Una vez hemos limpiado nuestra piel, aplicaremos el tratamiento adecuado a cada tipo de piel y edad en el siguiente orden: contorno de ojos, sérum y crema de tratamiento.
Finalmente y una vez que ya tenemos la piel preparada podremos maquillar o aplicar una crema con un factor de protección solar que nos proteja de los agentes externos.